17 de enero de 2007

Periodo de adaptación (I)

Ayer no pude escribir porque me mandaron deberes de la guarde. Sí, ya sé que es un periodo de mi vida que tendría que tener superado, pero parece ser que no he podido con ello...

Para los que no lo sepáis, la churumbela ha empezado la semana pasada la guardería. Se suponía que empezaba en periodo de adaptación. Y digo se suponía porque entre pitos y flautas de adaptación hubo poco. El lunes y el martes tuvimos que ir de médicos porque la niña se cayó y cojeaba, así que llegamos ella y yo (siempre con el churumbel a cuestas, que él todavía no tiene edad de independizarse) el miércoles temprano a ver cómo iba el tema.

La churumbela entró por la puerta, vió a su amiguita del alma que es compañera también de guardería... y salió corriendo rauda y veloz detrás de ella sin molestarse en decir adiós. Mientras tanto el churumbel y yo nos sentamos en el suelo mirando alrededor con la desconfianza del que sabe que no está en su lugar (bueno, eso yo, el churumbel enseguida encontró el canto de una puerta para chupar y se quedó tranquilo). Conseguimos llevarnos la churumbela a casa ese día porque se hizo pipí encima y no llevábamos ropa de recambio.

A la mañana siguiente repetimos la operación. Como cada vez me sentía más estúpida (la churumbela había decidido que es poco "cool" eso de tener a tu madre encima cuando vas de marcha con los amigos y me ignoraba de forma muy evidente), en el suelo y rodeada de niños que querían meter el dedo en la nariz al churumbel (es la forma amistosa que tienen los niños de demostrar amor, hurgarte en cualquier orificio disponible a la altura de tu cara), decidimos pasar a la fase B, dejarla sola un ratito. Cuando le digo que me voy a ir y que me puede decir "adiós" desde la ventana, una señorita Rottenmeyer (no, no es que sean brujas, es que al no poder distinguir los apellidos, todas son Rottenmeyer por metonimia) viene y nos informa de que "ese" es el rincón de las construcciones y sólo se puede entrar dentro para construir (¡Oohhhh!) y no sólo eso... hay una ventana específica para las despedidas (Más ¡Ohhhhh!)... Me marché más agobiada yo que ella y muerta de vergüenza porque acababa de darle el pecho al churumbel en el rincón de las construcciones, dado que todas las demás sillas de la guardería eran demasiado pequeñas para ajustar mi trasero a ellas...

Continuará

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